
Hoy, el refugio da acogida a 250 gatos, que viven bajo la atención y el cuidado de un ejército de voluntarios venidos de diversos países del mundo: Inglaterra, Nueva Zelandia, EE.UU, Chile, Italia, Alemania, Brasil, Holanda, Francia, etc. En el año 1994, Lia Dequel y Silvia Viviani se hicieron cargo de -los entonces- 90 gatos abandonados, enfermos y desnutridos que habitaban entre las ruinas. Llevadas solamente por el amor hacia estos animales, comenzaron poco a poco a idear las estrategias necesarias para lograr reunir recursos para alimentar y dar cuidados veterinarios a estos gatos. Poco a poco, consiguieron un lugar dentro de las mismas ruinas para poder crear un refugio, el que poco a poco ha sido acondicionado para tal efecto. La ubicación del refugio es ideal por ser visita obligada para turistas y paseantes. De modo que, gracias a la ayuda económica de éstos, el refugio se mantiene activo hasta el día de hoy.
Esta misma ayuda además, ha permitido que el Santuario de Gatos de Torre Argentina brinde ayuda a otras 50 colonias estables de gatos en Roma. Las gattare (mujeres que se hacen cargo de colonias de gatos urbanos) reciben apoyo en alimentos, cuidados médicos y esterilizaciones para controlar la natalidad, las enfermedades y velar por el bienestar de sus protegidos de cuatro patas.
La mayoría de estos los gatos de Torre Argentina ha sido víctima del maltrato y el abandono. Por ello, el refugio tiene tres premisas de acción:
- una política no eutanásica que se rige por la premisa de que todo gato ingresado tiene el derecho a vivir su vida lejos del abandono y el maltrato; incluidos los gatos que -por razón de esta crueldad humana- han quedado discapacitados: gatos ciegos, mancos o sin una pierna. Todos tienen la misma chance para vivir una vida gatuna "plena" y son cuidadosamente atendidos para tal propósito. Solamente se dispensa la eutanasia humanitaria cuando un gato llegue en un estado demasiado lamentable: severamente accidentado o maltratado, o cuando sea portador de leucemia felina. No obstante, si ingresa un gato infectado con el sida Felino eso no es impedimento para que su vida sea normal, pues se le dispensan los cuidados adecuados.
- la esterilización de machos y hembras es obligatoria. La sobrepoblación de animales es la principal causante de los abandonos y las vidas miserables que llevan los animales en la calle, por lo que solamente mediante la esterilización éstos podrán ser controlados. Sólo el año pasado, el refugio de Torre Argentina hizo posible la esterilización de 2 mil gatos.
- Asimismo, todos los gatos son adoptables, incluso los discapacitados y enfermos crónicos, por lo que se pone especial énfasis en la adopción responsable de parte de los ciudadanos del mundo: los gatos de Torre Argentina han sido -y siguen siendo- adoptados por ciudadanos holandeses, suizos, alemanes, ingleses, y por supuesto, italianos.

Un día con los Gatti di Roma
Un día normal en Torre Argentina comienza a las 8 AM con la limpieza y desinfección de las jaulas, platos, bebederos y cajas sanitarias de los gatos que se encuentran en cuidados especiales (esterilizados, accidentados, recién operados, etc.) Además, el aseo del recinto completo, que al mediodía abre para recibir a sus visitantes. Desde las 11 AM comienza la distribución de la comida: pienso seco balanceado y comida en lata. Cuando algún gato tiene requerimientos especiales de alimentación, se especifica por escrito para que el voluntario que los alimenta siga las instrucciones adecuadamente. Finalmente, la distribución de comida para los gatos que viven "al aire libre" en el área arqueológica, cierra el capítulo "Alimentación" del turno matutino. Al mediodía el refugio ya está listo para atender a los visitantes: turistas venidos de diferentes partes del mundo, que serán atendidos por otros tantos voluntarios en su lengua materna, o en su defecto, en inglés o italiano.


Por eso invito a todos los que -¡afortunados!- un día pasen por Roma, se acerquen a conocer a esta comunidad tan especial. Que más allá de toda diferencia política, económica, social y cultural, ha podido trascender en pro de una causa común: el amor por los gatos, por su bienestar, por su plena inserción en la comunidad y en la vida de los romanos.
Sin duda alguna todo esto es un ejemplo a seguir. Porque en todas partes hay animales sufrientes, pero lo más importante: en todas partes hay personas dispuestas a luchar contra todo para que ellos estén mejor. Si Lia, Silvia y los voluntarios pudieron hacerlo, otros también podrán hacerlo -y de hecho- ¡muchos ya estan en la tarea! Ayudemosles a crear un mundo mejor para todos. Porque como ya dije en otro lugar la moral humana es flexible, no se agota cuando entrega. Mucho menos se agota en el ámbito de lo humano. Mitigar el sufrimiento humano y animal, será la única manera de encontrarnos, a nosotros mismos, en nuestra humanidad.
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