La encontró el fotógrafo Anatoly Strakhov en la Isla de Tyuleniy, en Rusia. Un bebé de foca con las aletas rosadas y los ojos azulísimos que esperaba escondida a que su mamá volviera para darle de comer. Pero la cría estaba medio ciega, lo que unido a su color anaranjado del pelo (reflejo de la gran concentración de hierro en la sangre) hizo que su clan le abandonara a su suerte. Así que Strakhov decidió adoptarla, llevándola a un delfinario donde se ha convertido en "la foca pelirroja" desde su llegada.
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