No todos los días cobran vida unas criaturas nacidas en la mitología griega. Convengamos que los avistamientos de sirenas, como se le llama a este bellísimo críptido capaz de hechizar de muerte a sus testigos, no abundan en la crónica periodística. Por eso es llamativo que un equipo de estudiantes y docentes de la Universidad de Lincoln, Gran Bretaña, estéahora mismo trabajando afanosamente en la identificación de una pieza que parece ser una sirena momificada hallada en el Museo de Arte Buxton en Derbyshire.

Se cree que la sirena en cuestión llegó al museo desde el Lejano Oriente a mediados del siglo XIX. Anita Hollinshead, estudiante de conservación y restauración, responsable del casual hallazgo, precisó que su cabello es humano. "Gran cantidad de este tipo de sirenas procedía de Japón y fueron elaboradas por pescadores, quienes complementaban sus ingresos con la venta de sirenas falsas", señaló la redescubridora de la insólita reliquia.
Los partidarios de la existencia de estas muchachas de mala fama a quienes un fantástico desvío de la teoría de la evolución reemplazó sus piernas de piel y hueso por una cola de pescado y sus pulmones por branquias, han tenido problemas para sostener su creencia.
1) No ha habido registros, ni siquiera iconográficos, de sirenos con los cuales pudieran aparearse, lo que lleva a preguntarse por la supervivencia de la especie.
2) Sus pechos, apenas cubiertos por una larga y empapada pelambre, no parecen servir para amamantar sirenitas (nadie las ha reportado).
3) En todos estos años nadie ha grabado alguna de las melodías con que seducen de muerte a los pescadores enamoradizos.
Los partidarios de la existencia de estas muchachas de mala fama a quienes un fantástico desvío de la teoría de la evolución reemplazó sus piernas de piel y hueso por una cola de pescado y sus pulmones por branquias, han tenido problemas para sostener su creencia.
1) No ha habido registros, ni siquiera iconográficos, de sirenos con los cuales pudieran aparearse, lo que lleva a preguntarse por la supervivencia de la especie.
2) Sus pechos, apenas cubiertos por una larga y empapada pelambre, no parecen servir para amamantar sirenitas (nadie las ha reportado).
3) En todos estos años nadie ha grabado alguna de las melodías con que seducen de muerte a los pescadores enamoradizos.
En pleno siglo XXI las sirenas han vuelto a reclamar el derecho a la existencia, pero no a través de los medios masivos (que se atienen a una lógica curiosa, ya que le dan más crédito a las apariciones de hadas o vírgenes que a las visiones de sirenas), sino a través de testimonios virales, propagados a través de las redes sociales. Estas sirenas carecen de carisma, no están en el océano agitando sus brazos o canturreando al capitán del barco con una voz hipnótica, pero tampoco son mutantes de pescadería. Son leyendas recientes de Youtube como la que podemos ver ahora mismo:
El promotor del video recibió un alud de visitas, lo cual no prueba mucho más que el enorme deseo de los cibernautas por presenciar la manifestación de auténticas sirenas. Dice que filmó sus incursiones durante dos días seguidos. Según el relato que hace en off, la visibilidad era tan mala que la primera vez "ni él se dio cuenta" de lo que había filmado. Hasta que lo vio en la computadora. Volvió al otro día a esperar su regreso y filmó por segunda vez "algo raro". Para él, el hecho de que "reincidiera" evidenciaba que fue una sirena de verdad. "Alguien podría haberme gastado una broma una vez. Pero ¿dos veces?". (Su discurso es un poco contradictorio, ya que él mismo aclara que, por sus diferentes colas, supo que eran dos sirenas distintas).

En su momento, el ciclo del canal SyFy Fact or Faked?: Paranormal Files disfrazó de sirena a su conductora, a quien hicieron saltar al mar desde la cubierta de un barco para que tratara de reproducir las habilidades de nado de la "criatura" del video. El paralelismo, casi perfecto, redujo a valores cercanos a cero la posibilidad de que fuera una confusión con un animal marino. Y creció a valores cercanos a uno la hipótesis de una broma con fines comerciales o de entretenimiento.

Criaturas construidas por taxidermistas aficionados surgieron en Occidente en plena era dorada de los monstruos de circo y las novelas protagonizadas por quimeras. El negocio de personajes inescrupulosos como P.T. Barnum creció a expensas de construir escenarios falsos pero persuasivos, mientras los periódicos siguieron beneficiándose con los fraudes ajenos.

Un pescador que compensa su sueldo creando animales imaginarios; un buceador que filma a una amiga disfrazada vaya uno a saber con qué propósitos; un grupo de investigadores que analiza el ADN de las escamas de un pescado de dos siglos de antigüedad; un artista que trabaja para convecernos de la existencia de fósiles de sirenas...
La ciencia interesada en desenmascarar algunos entuertos tiene, muchas veces, la cándida prestancia de un juego de niños.
Lo importante es darse cuenta.
1 comentarios:
tampoco hay evidencias sobre dios y la gente tira su dinero y tiempo en el
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