
Los animales enferman. No sólo físicamente, sino también psicológicamente. Un perro puede sufrirdepresión. Un caballo puede autolesionarse. También hay animales que se desmayan de miedo(la respuesta natural es escapar o enfrentarse a lo que amenaza).
Las enfermedades que sufren los animales pueden ser las mismas que aquejan a los seres humanos. Tanto las físicas como las mentales. A veces, las causas son similares. Dos estadounidenses, Barbara Natterson-Horowitz, profesora de cardiología en la Universidad de California, Los Angeles, y la escritora Kahtryn Bowers, han escrito un nuevo libro que trata de lasafecciones que comparten animales y seres humanos. Así mismo, hablan de cómo los expertos pueden beneficiarse de un trabajo conjunto.
El título del libro es Zoobicuidad, lo que los animales pueden enseñarnos sobre la salud y la ciencia de sanar. Las investigadoras creen que veterinarios y médicos deben cooperar para resolver los problemas que plantean sus respectivos campos. Por ello han creado ese nuevo término:zoobicuidad.
El título del libro es Zoobicuidad, lo que los animales pueden enseñarnos sobre la salud y la ciencia de sanar. Las investigadoras creen que veterinarios y médicos deben cooperar para resolver los problemas que plantean sus respectivos campos. Por ello han creado ese nuevo término:zoobicuidad.
El melanoma ha sido diagnosticado en muchas especies, desde pingüinos a búfalos. Tanto los gansos, como los gorilas o las focas pueden sufrir depresión. Algunos perros tienen tendencia a la ansiedad. Barbara Natterson-Horowitz trabaja como médico, pero también como consultora en el zoológico de Los Angeles.
Fue en el zoo cuando comenzó a gestarse la idea del libro. La doctora tenía que examinar a un mono con problemas al corazón. Un veterinario le advirtió de que no mirara al animal a los ojos ya que podía asustarse y sufrir una insuficiencia cardíaca. Intrigada, la doctora Natterson-Horowitz comenzó a tomar notas de casos similares, de enfermedades de animales parecidas a las humanas. Y comenzó a hacerse preguntas: ¿sufren los animales cáncer de mama?, ¿tienen ataques al corazón o tumores cerebrales? ¿se desmayan?, por qué causa?
Uno de los casos que encontró fue el de algunas aves que se arrancan las plumas y se picotean a sí mismas cuando sufren un periodo de soledad. En opinión de la doctora, un paciente humano que se inflige a sí mismo lesiones con cigarrillos o de otro modo podría mejorar si su terapeuta consulta a un experto en el tratamiento de loros que se arrancan las plumas.
Otro sorprendente descubrimiento: algunas especies de animales, desde aves a elefantes, consumen plantas con sustancias alucinógenas que parecen ofrecerles experiencias sensoriales intensas.
Hace siglos, cuando la vida rural tenía más importancia, los animales y los seres humanos eran tratados por el mismo terapeuta. En el siglo XIX, la medicina humana y animal comenzaron a separarse. Quizá es hora de que vuelvan a trabajar más estrechamente



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