Rinocerontes: combatiendo la caza furtiva

jueves, junio 28, 2012


Con un precio que rivaliza con el oro en el  negro, el cuerno de rinoceronte es el  de una batalla sangrienta entre los furtivos y las autoridades. 

 

Los guardas de la reserva privada Savé Valley Conservancy, en Zimbabwe, encontraron este rinoceronte negro macho después de que unos furtivos le dispararan y le cortaran los dos cuernos. Los veterinarios tuvieron que sacrificarlo. En los últimos seis años los furtivos han matado más de mil rinocerontes africanos por sus cuernos, que se pasan de contrabando a Asia para su uso en la medicina tradicional. Foto: Brent Stirton 

 
Sedado y con los ojos vendados, un rinoceronte negro de El Cabo  (Sudáfrica) es transportado así en helicóptero durante 10 minutos hasta el camión que lo llevará a su nuevo hogar, a 1.500 kilómetros de distancia. Este sistema, ideado para sacar a los animales de las zonas menos accesibles, forma parte de una iniciativa para reubicar a esta especie amenazada en zonas más favorables para su cría y distribución. Foto: Green Renaissance / WWF 

 
En un café de Vietnam, una mujer muele un trozo de cuerno de rinoceronte. Añadiendo un poco de agua y frotando el cuerno contra el fondo rugoso del cuenco, prepara una solución que para muchos asiáticos es una «supervitamina» que cura diversas enfermedades. Hay pocos estudios científicos sobre las propiedades medicinales del cuerno de rinoceronte, y ninguno que haya dado resultados concluyentes. Foto: Brent Stirton 

 
Un cuerno como este de 3,5 kilos puede costar hasta 270.000 euros en el mercado negro. Foto: Brent Stirton 

 
En la reserva de caza de Nakavango, Zimbabwe, Damien Former, un antiguo miembro de la fuerzas especiales australianas, imparte una clase a unosaprendices de guardabos en la que les enseña a disparar con precisión con una escopeta. Foto: Brent Stirton 

 
Autoridades responsables de la protección de la vida salvaje en Sudáfrica almacenan los cuernos de rinocerontes que han fallecido de muerte natural en parques nacionales y provinciales, y también los que fueron cortados por los cazadores furtivos. Foto: Brent Stirton 

 
Una cría de rinoceronte blanco juega con otro ejemplar joven en un redil de un parque en la provincia de KwaZulu-Natal, Sudáfrica. Foto: Brent Stirton 

 
El cadáver en descomposición de un rinoceronte yace sin los cuernos en el mismo sitio donde fue estrangulado por una trampa de alambre colocada por los cazadores furtivos en una reserva de caza privada cercana al Parque Nacional Kruger de Sudáfrica. Los guardabosques cercaron el lugar, pero los furtivos no regresaron a por su captura y los oficiales extrajeron los cuernos. Foto: Brent Stirton 

 
Tras una cacería en una finca privada, la carne de rinoceronte blanco se cuelga en la cámara frigorífica. Foto: Brent Stirton 

 
La piel de se cura con sal. Cada año, los parques de Sudáfrica venden animales de caza cuando las poblaciones exceden los recursos. Las ganancias financian proyectos de conservación, y los ganaderos crían a los animales para la caza y el ecoturismo. Los conservacionistas admiten que el sistema ha aumentado el número de rinocerontes en los últimos 20 años, pero advierten de la reciente implicación de cazadores y ganaderos en el tráfico ilícito de cuernos. Foto: Brent Stirton 

 
Una hembra de rinoceronte blanco (a la izquierda) pace junto al macho que la acompaña desde que unos furtivos la atacaron en KwaZulu-Natal, Sudáfrica: desde un helicóptero, la siguieron a ella y a su cría, le dispararon un dardo tranquilizante y le cortaron los cuernos con una sierra eléctrica. Los guardas la encontraron una semana después, buscando a su cría, que había muerto, probablemente de inanición. Foto: Brent Stirton 

 
Una veterinaria corta los cuernos de una hembra de rinoceronte blanco anestesiada, en una granja de la provincia del Noroeste, en Sudáfrica. La operación dura unos 20 minutos. Los dos cuernos, compuestos de queratina (la proteína que constituye la base de la lana, las plumas, los picos y los cascos de los caballos), volverán a crecerle en unos dos años. Foto: Brent Stirton 

 
Cortar el cuerno para salvar al rinoceronte. Algunos critican esta práctica porque, dicen, deja a los animales indefensos ante los depredadores. Sus partidarios argumentan que la ausencia de cuernos disuade a los furtivos y reduce el número de rinocerontes que mueren en las luchas por el territorio y la pareja. «Un rinoceronte adulto tiene una fuerza impresionante, incluso sin cuerno –dice John Hume, ganadero sudafricano de animales salvajes–. Es poco probable que un león se atreva con él, con cuerno o sin él.» Foto: Brent Stirton 

 
Una vez cortado el cuerno, se deja que el rinoceronte anestesiado despierte en el campo. Foto: Brent Stirton 

 
Descornado para disuadir a los furtivos, un rinoceronte blanco norteño, uno de los siete ejemplares de la subespecie que aún sobreviven, pace junto a unos guardas de la reserva Ol Pejeta Conservancy, en Kenya. Trasladado junto con otros tres ejemplares desde un zoo de la República Checa, donde no se habían reproducido, fueron puestos en libertad en un último intento de salvar la subespecie de la extinción. Foto: Brent Stirton 

 
Un rinoceronte en una colina de la provincia de KwaZulu-Natal, Sudáfrica. Foto: Brent Stirton

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