Mujer se sometió a las crueles pruebas que hacen con los animales para probar cosméticos

domingo, abril 29, 2012

Inglaterra, Animales, Maltrato AnimalAnte la mirada aterrorizada de la gente, Jacqueline Traide, una activista de 24 años, sintió en carne propia el dolor que sufren los animales al someterlos a experimentos para probar cosméticos.
En Regen Street, una de las calles más conocidas de Londres, Traide se ofreció para realizar una representación en la tienda cosmética Lush, para que la gente pudiera ver lo que sienten los animales cuando se experimenta con ellos.
DOLOROSAS PRUEBAS
Según el sitio web schanuzi.com, la hora de comer para Traide fue sin duda la más dolorosa de su vida. Con una soga atada al cuello era arrastrada hacia un banco, su cara solo reflejaba terror. Le abrieron la boca gracias a dos ganchos de metal unidos por una cuerda alrededor de su cabeza.
Después de comer, le llenaron la cabeza de electrodos y durante 10 horas probaron en su cuerpo todo tipo de lociones y tratamientos, recibió inyecciones y hasta le quitaron pedazos de cabello.
La gente que pasaba se detenía horrorizada al observar tan impactante espectáculo.
LA REALIDAD
Es posible que en ese momento, en algún laboratorio en el mundo, a un animal le estuviera pasando lo mismo. La gran diferencia es que Trade, después del suplicio, podría irse a su casa. En cambio el animal, hubiera terminado muerto en algún bote de basura.
Jacqueline se ofreció como voluntaria para realizar la campaña destinada a llamar la atención sobre los maltratos que se les infringen a los animales cuando se le realizan estas pruebas en los laboratorios.
“Espero plantar la semilla de una nueva conciencia en la gente para que cuando salga a comprar piense en lo que realmente pasa cuando se producen ciertos tipos de cosméticos”, explicó aún adolorida TraideAnte la mirada aterrorizada de la gente, Jacqueline Traide, una activista de 24 años, sintió en carne propia el dolor que sufren los animales al someterlos a experimentos para probar cosméticos.
En Regen Street, una de las calles más conocidas de Londres, Traide se ofreció para realizar una representación en la tienda cosmética Lush, para que la gente pudiera ver lo que sienten los animales cuando se experimenta con ellos.
DOLOROSAS PRUEBAS
Según el sitio web schanuzi.com, la hora de comer para Traide fue sin duda la más dolorosa de su vida. Con una soga atada al cuello era arrastrada hacia un banco, su cara solo reflejaba terror. Le abrieron la boca gracias a dos ganchos de metal unidos por una cuerda alrededor de su cabeza.
Después de comer, le llenaron la cabeza de electrodos y durante 10 horas probaron en su cuerpo todo tipo de lociones y tratamientos, recibió inyecciones y hasta le quitaron pedazos de cabello.
La gente que pasaba se detenía horrorizada al observar tan impactante espectáculo.
LA REALIDAD
Es posible que en ese momento, en algún laboratorio en el mundo, a un animal le estuviera pasando lo mismo. La gran diferencia es que Trade, después del suplicio, podría irse a su casa. En cambio el animal, hubiera terminado muerto en algún bote de basura.
Jacqueline se ofreció como voluntaria para realizar la campaña destinada a llamar la atención sobre los maltratos que se les infringen a los animales cuando se le realizan estas pruebas en los laboratorios.
“Espero plantar la semilla de una nueva conciencia en la gente para que cuando salga a comprar piense en lo que realmente pasa cuando se producen ciertos tipos de cosméticos”, explicó aún adolorida TraideAnte la mirada aterrorizada de la gente, Jacqueline Traide, una activista de 24 años, sintió en carne propia el dolor que sufren los animales al someterlos a experimentos para probar cosméticos.
En Regen Street, una de las calles más conocidas de Londres, Traide se ofreció para realizar una representación en la tienda cosmética Lush, para que la gente pudiera ver lo que sienten los animales cuando se experimenta con ellos.
DOLOROSAS PRUEBAS
Según el sitio web schanuzi.com, la hora de comer para Traide fue sin duda la más dolorosa de su vida. Con una soga atada al cuello era arrastrada hacia un banco, su cara solo reflejaba terror. Le abrieron la boca gracias a dos ganchos de metal unidos por una cuerda alrededor de su cabeza.
Después de comer, le llenaron la cabeza de electrodos y durante 10 horas probaron en su cuerpo todo tipo de lociones y tratamientos, recibió inyecciones y hasta le quitaron pedazos de cabello.
La gente que pasaba se detenía horrorizada al observar tan impactante espectáculo.
LA REALIDAD
Es posible que en ese momento, en algún laboratorio en el mundo, a un animal le estuviera pasando lo mismo. La gran diferencia es que Trade, después del suplicio, podría irse a su casa. En cambio el animal, hubiera terminado muerto en algún bote de basura.
Jacqueline se ofreció como voluntaria para realizar la campaña destinada a llamar la atención sobre los maltratos que se les infringen a los animales cuando se le realizan estas pruebas en los laboratorios.
“Espero plantar la semilla de una nueva conciencia en la gente para que cuando salga a comprar piense en lo que realmente pasa cuando se producen ciertos tipos de cosméticos”, explicó aún adolorida Traide

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