La criatura, conocida en el mundo como Bathynomus Giganteus, fue descubierta por un submarino que exploraba el fondo del océano y, una vez que retornó, trajo consigo a este curioso animal acuático pegado a un costado.
Al parecer, este chanchito se habría apegado al ROV (Robot operado a distancia) del submarino para comenzar su hacia la tierra a 2 mil 590 metros de profundidad, sólo por curiosidad y sin imaginar el gran descubrimiento que significaría para los investigadores marinos.
Para sorpresa de ellos, éste crustáceo era una de las especies que buscaron por años pero, a pesar de tener noción sobre su existencia, no la habían identificado en terreno. Se trata de un isópodo o crustáceo que mediría aproximadamente 76 centímetros y se alimentaría de restos de ballenas y peces muertos.
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