Simba pudo disfrutar de unos momentos de libertad antes de ser abatida por los dardos que la dormirían para siempre. Sin embargo, la práctica totalidad de los animales recluidos en los zoológicos no conocerá jamás qué se oculta tras las paredes de su recinto.
Simba, la última leona que mantenía recluida el Parque Faunístico de San Juan, murió ayer tras recibir tres dardos tranquilizantes por parte de los responsables del parque.
Simba se escapó en el día de ayer de su jaula aprovechando un descuido y disfrutó de unos breves momentos de libertad: nadó por el canal de las instalaciones, caminó por la hierba y se detuvo al llegar ante una alambrada, donde fue alcanzada por los dardos. Luego, la subieron a una camioneta y la llevaron nuevamente a su jaula. La versión oficial es que el animal sufrió «una insuficiencia respiratoria» e hipotermia tras permanecer tanto tiempo mojada e inconsciente.
«Primero vimos que tenía hipotermia. Y cuando los efectos de los tranquilizantes comenzaron a desaparecer descubrimos que tenía dificultades para respirar. Intentamos reanimarla pero no pudimos», contó el director del parque.
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