Una mujer lucha por recuperar a su gata doméstica Shila, incautada en Uruguay al confundirla con un felino salvaje
Una mujer alemana radicada en Canelones (Uruguay) está luchando por recuperar a su gata doméstica que le fue incautada por la División Fauna del MGAP después de que la confundieran con un felino salvaje.
La gata Shila fue incautada hace unos 18 meses a pesar de que su propietaria explicó que se trataba de un animal totalmente sociable. Su aspecto físico es muy llamativo, tiene la piel de un tigre y unas orejas largas y puntiagudas. Esta gata Serval Savannah, de origen africano, ama el agua, es muy juguetona y le encantan los niños.
Lila Jakomeit, propietaria del animal, se quedó totalmente asustada cuando de repente en su casa aparecieron 12 agentes del MGAP para llevarse a Shila. Actualmente se encuentra en una jaula del zoológico de Durazno mientras llevan unos 12 meses debatiendo si es un animal exótico o salvaje y peligroso.
“Curiosamente unos días antes de ese allanamiento una persona había llegado a la casa a ofrecerle 12 mil dólares por la gata. La dueña le indicó como pudo, que no estaba en venta y que además la gata costaba 3.900 dólares”, contó a LA REPÚBLICA, Alina Cameselle, amiga de la propietaria de Shila.
Shila nació en Oklahoma (EEUU) y viajó desde Miami a Paraguay, pasando por Brasil y Argentina hasta llegar a Uruguay acompañada de su familiar. Ingresó legalmente por el Aeropuerto Internacional de Carrasco con todos los papeles en orden. El veterinario del MGAP que estaba en el Aeropuerto de Carrasco revisó todos los documentos y autorizó la entrada al país. Pasados unos meses empezó la odisea.
Ante los reclamos de Jakomeit el MGAP le dijo que se la entregaría si no vivía en un centro poblado y la mantenía dentro de una jaula. Jakomeit entonces accedió a mudarse de Marindia a una chacra y gastó seis mil dólares en una jaula con calefacción y dos puertas de seguridad.
Jakomeit también pidió explicaciones sobre porqué la gata fue enviada al zoológico de Durazno si en Canelones y Maldonado hay zoológicos más cercanos donde ella podía verla a diario, pero nunca tuvo una explicación. “Hay una veterinaria del MGAP que evidentemente no tiene idea ante qué animal está, porque nunca vio algo así y está reteniendo al animal por ignorancia y por celo del informe de un experto alemán que fue entregado al MGP, y que hasta ahora lo ha ignorado”, explicó Cameselle.
El MGAP le dijo a la propietaria del gato que si hacía un documento de que la tenencia de Shila no era con fines de criar esta especie en Uruguay, se la darían. La señora lo hizo, pero tampoco se la dieron. “Lo hizo aunque de ninguna manera es la intención de la mujer reproducir esa especie en Uruguay”, aclaró Cameselle. Como si fuera poco la gata está mal alimentada porque le dan carne de caballo y polenta, dos cosas que su raza no come. “Cuando la vamos a ver se nota que está estresada, camina para atrás y para adelante y está como ida”, contó Cameselle. Por ahora Jakomeit y Shila no pierden la esperanza de reencontrarse, aunque seguramente se arrepentirán toda la vida de haber venido a vivir a Uruguay.
1 comentarios:
es triste ver como la ignorancia de unos cuantos hace quedar mal a Uruguay, ojalá no le causen daño a la gatita q creo eso es lo más importante!
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