Jala pato

miércoles, julio 11, 2012


El jalapato es una cruel y bárbara costumbre andina practicada anualmente en festividades típicas de algunas poblaciones de la sierra peruana en honor a alguna deidad religiosa. Ésta se compara a otras aberraciones humanas como la pelea de gallos o la corrida de toros. A continuación detallamos cómo es que se realiza esta práctica.

1. El “mayordomo” del jalapato (que es el verdugo) consigue el pato (que tiene que ser viejo de preferencia) y lo adorna con serpentinas y demás huachaferías.

2. Luego procede a darle de beber licor para “emborracharlo”

3. Al son de alguna tonada folklórica, el “mayordomo" del jalapato hace su ingreso campante hacia el escenario que hará la vez de patíbulo del pato, seguido por sus compinches, quienes están fuera de sus cabales producto de las varias onzas de licor consumidas.

4. Después de haber danzado algunos minutos con el aturdido animal a cuestas, éste es atado y colgado de alguna estructura preparada especialmente para que los compoblanos torturen al inofensivo pato.

5. Al compás de una tonadilla de moda, las parejas danzan una tras otra. La idea es que cuando lleguen al lugar donde yace el pato, se cuelguen del cuello de éste (de allí su nombre de jalapato). El “mayordomo” les facilita unos tragos de licor y continúan el baile. Así transcurre la agonía del pato, cada una de las decenas de parejas tienen que repetir esta letanía. Luego de varios minutos de tortura, algún “suertudo” logra arrancarle la cabeza al pobre animal, desencadenándose el jolgorio entre los asistentes, pues según esta infausta tradición, será el “mayordomo” del jalapato del próximo año. Decíamos líneas arriba que el pato tenía que ser viejo porque solo de esta manera el suplicio durará más, puesto que “la carne vieja es más dura”.

Como vemos esta crueldad sin límites es practicada en nombre de alguna “patrona” o “patrón” religioso. Esta sangrienta diversión la realizan personas que –obviamente- no sienten ningún remordimiento por tan inhumano castigo infundido contra esta inofensiva ave. Los que organizan esta barbarie no son capaces de –al menos- sacrificar al pato antes ensañarse contra él. No!! La diversión consiste en ver al pobre animal retorcerse de dolor, temblar y finalmente verlo desangrarse vivo, decapitado.

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