El océano ocupa tres cuartas partes del planeta. Es vasto y, en su mayoría, inaccesible, a la vez que sustentador de vida. Pero esto, no lo libra de poder ser contaminado. Hace algunos años saltó la noticia de la existencia de una “sopa de plástico” circulando en el Pacífico. Recientemente algunos científicos han afirmado que los plásticos en descomposición estan liberando productos químicos tóxicos al océano dañando todavía más los ecosistemas marinos. Se ha demostrado una relación directa entre la descomposición del plástico y los productos químicos peligrosos. Algunos tipos de plástico comienzan a descomponerse en el mar al cabo de un año, liberando el potencialmente tóxico bisfenol (BPA) y otros productos químicos en el agua. BPA y otros componentes se ha demostrado que alteran la función hormonal en seres vivos (Howdeshell et al. 1999, Roepke et al. 2005) .
Según la ONU, la contaminación del océano provoca la muerte de más de un millón de aves marinas cada año y de 100.000 mamíferos marinos. Durante nuestras campañas y viajes hemos comprobado de primera mano que los océanos ciertamente albergan una cantidad considerable de plásticos/artefactos a la deriva, y hemos constatado las interacciones negativas con los seres que habitan en este medio. He aquí algunos ejemplos:
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